sábado, 16 de julio de 2011

Thomas Pynchon / V. (parte III)

V

Stencil, el buscador de viento I

Desde la aparición de Stencil (en el ejercicio de su técnica denominada “vigorosa dislocación de la personalidad”) aparecen los vientos, sobre todo los de baja temperatura. En Alejandría, en los alrededores de la plaza Mohammed Alí, un viento mudo (insonoro) empuja el frío del desierto libio a través de la calle (rue) Ibrahim hacia el resto de la ciudad. Luego, en Nueva York el viento del helado febrero corre por la Tercera Avenida barriendo las veredas del V-Note, acarreando hacia el centro de la ciudad su polvo y mugre. Los vagabundos, en consecuencia, se aprietan uno contra otro mientras aguardan la salida de los universitarios. En nuestras ciudades ¿qué calles tomarán los vientos, por dónde se encañonarán, hacia qué esquinas se dirigirán con celo, en qué rincones se anudarán?  De seguro, en los días de semana, se les da por juguetear en los estadios de fútbol. 


Stencil, el buscador de viento II


“Lo que son para el libertino unos muslos abiertos, lo que es el vuelo de los pájaros migratorios para el ornitólogo, lo que es el filo cortante de su herramienta para el mecánico de serie, lo que son los aplausos para el rock star, eso es para el joven Stencil la letra V.” (pág. 65)

En la persecución de V. hay varias constantes: algún nombre que cargue su inicial (coherentemente femenino, tanto si se refiere a un lugar o a una persona); algún contertulio de diversos europeos en algún país exterior (la conspiración, la amistad, el odio y la tensión sexual); y los vientos (surcando los paisajes de los pasajes –jujuju qué sonoridad!- para ir y envolver, formando parte de su composición, alguna figura siniestra o una ciudad entera).



Stencil, el buscador de viento III

Stencil-Profane

“Habían salido por la calle Catorce y caminaban en dirección este. Cada vez pasaban alrededor más vagabundos conforme se acercaban a la Tercera Avenida. Algunas noches la calle Catorce es la calle más ancha y con el viento más increíble de la tierra” (Pág. 405)


VI

Profane el teórico
Materialismo sexual o sexualismo dialéctico

“Si hubiera sido ese tipo de individuos que desarrollan teorías de la historia para su propia distracción, podría haber dicho que todos los acontecimientos políticos –las guerras, los gobiernos y las revueltas- tienen origen en el deseo de acostarse; porque la historia se desenvuelve de acuerdo con las fuerzas económicas, y la única razón por la que cualquiera desea hacerse rico es para poder acostarse con quien quiera y siempre que quiera” (pág. 228)

2 comentarios:

  1. Fa! ¿Quién había leído antes con atención a Thomas Pynchon?

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  2. ¿Te gustó lo del viento? Habría que obsesionarse como Stencil y buscar en todas sus novelas...

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