A través de estos fragmentos proféticos futuristas el hermético G. parece advertirnos sobre la posibilidad de la repetición histórica. Pero a pesar de que la Multiplicación encuentre vías para persistir, parece decirnos, el futuro puede ser peor de lo que ha sido el pasado. ¿Será un costo a pagar?
Warwick Saint
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(…) sólo allí comprendimos que la verdadera fuerza de la profecía se encontraba en la esperanza de un dios que siempre está en vías de llegar. Desde ese momento su poder fue el nuestro. Nuestra serenidad se hizo imperturbable. La muerte dejó de ser un acontecimiento perturbador; (no era más que el cierre de un ciclo de aprendizaje). Toda manifestación del mal era el punto de apoyo de nuestra purificación. Esta u otra realidad, siempre concluiría siendo el gesto de dios. Esta u otra vida, tan sólo hacía falta creer que ya lo habíamos encontrado, aún sin poseerlo.
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(…) entonces se dio a conocer la Jenguenós. Sus miembros reivindicaron su arcaica ascendencia, la más antigua de todas, sin creerse portadores de privilegio excepcional alguno. Según su origen y su fe no eran más dignos de la existencia que una piedra o un árbol cualquiera. Durante milenios habían devenido sigilosa y discretamente, honrando con tranquilidad y constancia sólo lo que se resguarda siempre de nuevo en el silencio, sosteniendo con paciencia la sagrada afirmación de todas las cosas. Y ahora se daban a conocer, según lo solicitaba el séptimo anuncio. Pero su sola presencia importunó a los núcleos más rígidos del entretejido del poder, que reclamaban para sí toda clase de prerrogativas. La agitación se hizo profunda en los canales superiores de la regencia planetaria, decretando un exterminio intensivo de todo integrante de la Jenguenós. Los estabilizadores diagramaron y ejecutaron un operativo sin igual. Apenas los bio-analizadores inducían la sospecha de una posible revelación, la persona era neutralizada. No es posible calcular la cantidad de neutralizaciones consumadas según esta normativa. Los scanner realizaron un trabajo excepcional esterilizando las redes multi-informáticas. Pero es sabido que el operativo se desbordó de su objetivo, neutralizando miembros de la población que no tenían bio-enlace alguno con la Jenguenós. Hasta se ha llegado a decir que ningún integrante del arcaico linaje fue alcanzado por el exterminio. Entonces la Jenguenós volvió al sigilo y la discreción. Nada más se ha dado a conocer como proveniente de la antigua casta. Pero desde aquel momento no ha dejado de circular y divulgarse una vindicación que impide que ese acontecimiento caiga en el olvido de la esterilización informática. Toda su fuerza se conserva y dilata en una sola consigna: “Todos somos Jenguenós”. A partir de ese acontecimiento sabemos que algo cambió, aunque no podamos medir la extensión del mismo. Probablemente la Jenguenós haya vuelto al silencio de la discreción y el anonimato, pero ahora es cuando la sentimos más cerca que nunca. En lo interior tenemos la certeza que secretamente camina entre nosotros. Y -¿por qué no?- también dentro nuestro. Tal vez la vindicación sea cierta y éste haya sido el verdadero acontecimiento: ¡todos somos Jenguenós!
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