domingo, 28 de diciembre de 2014

Acontecimientos importantes



Hay un pueblo.
No es lo suficientemente pequeño como para prescindir de un barrio pobre con fama de violento, pero tampoco lo necesariamente grande como para que falte la sensación generalizada, entre sus habitantes, del “se conocen todos”.
Es de noche.
La mayoría se está por dormir con el parloteo exuberante del noticiero de la medianoche. Unos pasos en el techo despiertan a una mujer embarazada cuyo marido está de viaje por trabajo. Tres sombras irrumpen en el hogar forzando la puerta trasera del patio. Llevan machetes y palos. Son tres adolescentes de entre catorce y dieciséis años que luego serán arrestados.
En ese pueblo vivo con mi hermano, su mujer y mi sobrino de cinco años.
Esa noche también hay un incendio o un accidente cerca del pueblo. Mi sobrino y yo salimos a apoyarnos contra la reja para ver los camiones de bomberos y las luces rojas de las sirenas que le brindan a la calle, por unos instantes, la textura insólita que poseen los acontecimientos importantes.
Mi sobrino recuerda el fuego como una víbora amenazada por sobre la superficie del cerro del verano anterior. Mientras los camiones pasan, aprieto su mano. 




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